Thursday, October 19, 2006

El ojo, los colores y la carne


Artista expone “Kaleidoscopios eróticos” en Cité Jofré

Antonio Sepúlveda ha trabajado como diseñador con La Patogallina en “El húsar de la muerte” y en “1907”. En las creaciones que hoy expone puede aparecer una nalga de Madonna o los labios de Juliette Binoche. Su próximo kaleido-proyecto es sobre la imprenta, tipografías y silabarios del mundo.

Rodrigo Quiroz
La Nación

Cuando Antonio Sepúlveda era niño -hace muchos años que se pierden en un misterio que hoy fomenta el propio artista- se maravilló con el juguete-objeto. Proveniente de una familia obrera sin acceso a la materialidad de los juguetes, en la casa de un primo donde iba a visitar a su abuela, se encontró con un caleidoscopio. “Lo agarraba y pasaba mañanas enteras observando el cambio de los colores y la fantasía”, recuerda.

Lo que maravilló a Sepúlveda en su infancia retornó hace diez años como un oficio en el que el juguete se convierte en objeto de decoración, entretención e interpretaciones. “Ya grandote desarme uno y empecé a experimentar con los clásicos de vidrios de colores, tanto en el interior como el exterior. He hecho formatos de 15 y 30 cm, de diámetros diversos, incluso he hecho de hasta metro y medio. Los he fabricado con pétalos de flores y engranajes de relojes, así arme la maquinaria”, relata este también actor y diseñador de vestuario que ha trabajado junto al Colectivo La Patogallina en obras como “El húsar de la muerte” y “1907”.

¿Y TENíS CON MINAS EN PELOTA?

Y cómo pasó el artista de los pétalos de rosa a las tesituras de unas nalgas o la fiereza de un labio entreabierto. “Vendía mis caleidoscopios afuera de los teatros y cines y siempre me preguntaba ‘¿Y se ven minas en pelota?’”.

Ahí surgió la idea y luego buscó inspiración en pinturas, libros, fotografías y fotogramas de películas. “Recurrí al Kamasutra a libros eróticos, imágenes de cine, diapositivas, plumas y encajes. Un libro del fotógrafo Jan Saudek me apasionó”, señala Sepúlveda.

En sus caleidoscopios nos podemos topar con Madonna o Juliette Binoche. Aunque todo fragmentado “para no saber quién es, para preservar el misterio”, dice el artista quien paralelamente tiene un proyecto escultórico en metal. Y si

de caleidoscopios se trata sus próximos pasos serán fusionar el oficio con la literatura. “Con lenguas del mundo, me interesa rescatar el trabajo de la imprenta, la tipografía y los silabarios antiguos”.

Drogas visuales se llama su fábrica y esta es su primera exposición. Realizada como reza la canción rockera ‘Con la ayuda de mis amigos’, se encuentra abierta al público hasta el 21 de octubre en Cite Jofré al fondo Jofré 386/ Lira. LN