Tuesday, November 14, 2006

Héroes olvidados


Fotógrafo documentó 67 pueblos de la V región

Ramón Acevedo vagabundeó con su cámara registrando seres y lugares en vías de extinción. A su registro agregó versos del poeta francés Charles Baudelaire. Recién publicado, “El viaje de Rakar” captura la épica de su travesía.


Nación Domingo


Por Rodrigo Quiroz Castro

Casi lo muerden dos perros en un pueblo perdido. En otra oportunidad, unos tipos jalando en medio de la nada se interesaron demasiado por su cámara. Al final no pasó nada y el choque de la cornamenta de dos carneros lo asombró en el crepúsculo de Petorca.

Ramón Acevedo Arce, fotógrafo y filósofo quillotano, recorrió a pie 67 pueblos olvidados de la V Región y registró “todo lo que es débil, ruinoso, entristecido, huérfano”, como escribe el poeta francés Charles Baudelaire, compañero de este viajero que captura imágenes con el corazón, las vísceras, el alma, como un loco, como un santo, como un poseso, como si fuese su último día sobre esta tierra baldía.

El libro que recoge las imágenes que usted ve se llama “El viaje de Rakar” (Ril Editores, 2006) y fue escrito en distintos intervalos de tiempo. Ramón es un tipo silencioso, que rehúye la ciudad, el poder y la cultura del espectáculo. Prefiere un pros-título a un pos-título, y su ojo (extensión de su alma) se regocija en burdeles, en el manicomio o en un sendero solitario de un pueblo olvidado.

Alejado de la cultura del espectáculo adscribe a la teoría del “trapero”. Pensamiento acuñado por el autor de las “Flores del mal”: “Todo lo que la gran ciudad rechaza, todo lo que ha perdido, desdeñado, todo lo que ha roto, este hombre lo colecciona”. Y así, gracias a becas de creación (Kodak, Andes, Fondart, Ford, entre otras) y a su espíritu vagabundo ha registrado ancianos maravillosos, prófugos de la justicia que se mueven en los montes y mujeres dignas en su austeridad.

“Me acerco muy respetuosamente a la gente, hay conversación previa, a veces compartimos hasta un plato de comida, no es una mirada turística, hay mucho respeto por el personaje, su entorno y su manera de ser. Creo que hay heroísmo en sus vidas. Son más puros, no pretendo mostrar la pobreza ni compadecerlos, hay mucha hidalguía en sus existencias”, dice el autor.

Su otro proyecto es “Retratos (des) de la locura”, fotografía documental de los cuatro hospitales siquiátricos más importantes de Chile: Valparaíso, Putaendo, El Peral y el de avenida La Paz. Mientras espera publicar su visión del encierro mental, Ramón cumple con la sentencia del poeta francés: “El verdadero héroe se divierte solo”.LCD

En acción

“El viaje de Rakar” (Ril Editores) ya se encuentra en librerías.

Sunday, November 12, 2006

Al estilo Pancho Villa


Paco Ignacio Taibo II: el escritor que rescató el santoral laico








Fundó la Novela Negra latinoamericana y la Semana Negra de Gijón: días de detectives, charla, humo y fiesta. Escribió la primera biografía del “Che”, una novela mano a mano con el subcomandante Marcos y esta semana estuvo en Chile presentando “Pancho Villa”, la historia del campesino sin tierra que desafió al imperio.

Rodrigo Quiroz
Nación Domingo



Parece un gato gordo con un genuino bigote revolucionario mexicano.
El escritor Paco Ignacio Taibo II (55) nació en Asturias, pero escogió a México como su patria. Estuvo en Chile presentando su libro “Pancho Villa”, pero el hombre es mucho más que sonrisas de promoción editorial.
En la época (1975) en que sus contemporáneos chapoteaban entre la marihuana y el rock n” roll como temas literarios, y que los ecos del boom latinoamericano eran losas frías, Taibo fundó la novela negra latinoamericana con la introducción del investigador Héctor Belascoarán Shayne.
“Mi generación estaba trabada. No me interesaba la literatura como experimento de lenguaje. La novela negra me proporcionaba el marco: Me permitió redefinir el crimen. En la novela negra británica, el hecho criminal era el mayor, domo meando la tasa del té de la señora. Para mí era la construcción de una sociedad criminal de arriba hacia abajo”.
Y si personajes como Sam Spade o Philiph Marlowe tienen una ética del fracaso, Belascoarán traía lo suyo: “la ética de la incorruptibilidad, personajes que buscan luz al final del túnel. La ciudad se convierte en el personaje narrativo”.
Si la pluma de Chandler hizo míticos los callejones de Los Angeles, Taibo II dotó de vida propia al DF mexicano: “Los Angeles es una mierda. Es un freeway con pedazos de casas a los lados”, dice soltando una bocanada de humo. “El DF es de verdad. Son muchas ciudades superpuestas en capas. Es mutante, resistente, peleadora, picaresca. Hay más cines clubs que en París, más abortos que en Londres y más universidades que en Nueva York. Si no la dominas no la puedes contar…tienes que pateártela, no puede darte miedo salir a las doce de la noche a caminar…Que cruce la calle otro…tu no”, dice el escritor asumiendo el gesto de un detective.
Hace 20 años que es el director de la Semana Negra de Gijón. Festival donde los amantes de la literatura de detectives se reúnen en torno a debates, charlas, copas y fiesta.

MÁS ALLÁ DE LA POLERA

Taibo II ha escrito sobre el Olimpo de la izquierda del Siglo XX. Hizo la primera biografía del “Che”, ahora un librote sobre Pancho Villa y hace dos años una novela con el Sub subcomandante Marcos.
“Tienes que tomar a los mitos por la solapa y mirarlos de frente. El ‘Che’ fue el gran mito de mi generación. Era quien tenía el derecho moral a proponer. Era irreverente cáustico, antijerárquico, antiburócrata”.
Nunca conoció a Guevara. Era un niño de ocho años que oyó su voz en la estación de radio de un barco que iba de La Habana a México.
“Dispárenle al tanque, coño”, dijo la voz radiofónica. “Tenía que mirarlo de frente, contarlo sin censuras. Tenía que ir más allá de la polera porque a la generación siguiente le habíamos heredado un ‘Che’ absolutamente iconográfico”.

ENMASCARADOS

Llegó un mensajero. “Te animas a escribir mano a mano...”, decía el papel. “Di sí si aceptas”. Taibo II dijo sí y el mensajero enviado por el subcomandante Marcos desapareció. Así nació “Muertos incómodos”, novela escrita a cuatro manos, publicada por capítulos en el diario “La Jornada”.
“Nunca nos hemos visto la cara. Teníamos reglas…los derechos de autor irían a una ONG de campamentos de refugiados y empezábamos a publicar en diez días”. El solitario oficio de la escritura era consensuado de la siguiente manera: “Yo escribía los pares y él los impares”.
Paco aprobó los dotes literarios de Marcos (buen manejo de la metáfora y el diálogo) y como figura política le prende velas: “tuvo la inmensa virtud de representar la miseria indígena mexicana que dijo no podemos entrar al Siglo XXI. Fue justo. Vivíamos el delirio del tratado de libre comercio, nos habían vendido la idea que entrábamos al primer mundo tomados de la mano, que los dentistas mexicanos podrían trabajar en Nueva York, pero el ajo gringo destruyó a los productores mexicanos. Marcos y sus Zapatistas son una voz esencial que dijo y dice que no se avanza sin los de abajo”.
Si el “Che” representó el romanticismo humanista y Marcos fue la alarma en medio del delirio neoliberal, Villa cierra la trinidad. Un trabajo de tres años se tradujo en la biografía novela “Pancho Villa”. La historia de un campesino sin tierra que aprendió a medio y escribir y a medio leer a los 30. “Él es la encarnación de la fuerza que viene desde abajo. Villa es la vocación de venganza de los pobres parias, parias. Venganza contra el agravio, contra el abuso del poder, contra el derecho de pernada de los grandes latifundistas, contra el despojo arbitrario. Villa es la revolución”.
Lleno de un anecdotario alucinante, la historia de Villa contada por Taibo II es una manera de rescatarlo del olvido que se opone al mundo, a la hegemonía neoliberal y al muro que Bush construye en la Frontera con México.
“Muro que Villa violó cuando atacó Columbus en 1916. Bush le hubiera encantado a Villa como enemigo. El muro es una afrenta, es un insulto. Pa ti y pa mí”, dice por primera vez serio.
Taibo fuma como un loco. Se ríe. Sorbe café negro. Su proyecto no parece proselitismo izquierdozo. “Se trata de reconstruir un santoral laico. Una sociedad que no tiene héroes ni mitos está profundamente debilitada. Porque tiene que recurrir a los mitos del enemigo”.
-¿Cuáles son?
-Que empujar un carrito de supermercado es una carrera gloriosa, por ejemplo. LCD