Monday, July 23, 2007

¡Queríamos tanto al Negro!


A los 62 años, el padre de los personajes “Inodoro Pereyra” y “Boogie el aceitoso” murió producto de una enfermedad neurológica. Mercedes Sosa, Rodrigo Salinas y Luis Ignacio Aliaga lo recuerdan.

Rodrigo Quiroz
La Nación


Tenía que ser en Rosario. En esa ciudad de “Canallas” y “Leprosos” y del Café el Cairo. Ese boliche donde Roberto Fontanarrosa se reunía con amigos a conversar de fútbol, de mujeres, del absurdo de la vida, a cagarse de la risa. Ayer la versión digital de Diario Clarín lo puso en portada en la tarde: “Murió Fontanarrosa”. A los 62 años, una enfermedad neurológica que lo fue degenerando terminó con su existencia. En enero de este año, el padre de “Inodoro Pereyra” y “Boogie el aceitoso” -dos de sus alucinantes creaciones- había renunciado a dibujar sus historietas para el diario más importante de Argentina.
La negra Mercedes Sosa lloró ayer en TV al recordarlo. Daniel Divinsky, su editor de toda la vida y cómplice en la difusión de su obra en Ediciones de la Flor, viajaba entre lágrimas rumbo a Rosario, preparándose para enterrar a su amigo. Su hijo, Franco Fontanarrosa, extrañará su risa, sus ojos claros y seguro compondrá canciones con su bajo eléctrico para el padre muerto.
“El Negro” fue un dibujante y un escritor de excepción. Su vena futbolera (fanático de Rosario Central) se filtraba en gambetas callejeras, en dulce de leche, en las calles polvorientas que surcan la inmensa clase media latinoamericana. En esa capacidad milagrosa de reírse de los problemas, de la vida que te da patadas en el culo todos los días.
Siempre dijo que, entre Maradona y Tolstoi, se quedaba con el pibe de oro. Autor de relatos memorables como “19 de diciembre de 1971” (acaso el cuento de fútbol más emocionante de la historia), Fontanarrosa fue ante todo un contador de historias. “Yo soy un tipo que gusta de contar cosas. Soy un narrador. A veces empleo el dibujo y otras, la escritura, en muchísimas oportunidades mezclo las dos cosas en una historieta. Lo que tengo es una necesidad absoluta de contar”, dijo a este medio el 2003.
Pensar que ayer jugaba Chile y Argentina, seguro el negro lo hubiera sufrido. Y lo hubiera contado. Que es lo único que nos queda.

Los deudos

Tocayos en apodos, a “La Negra” Mercedes Sosa no le quedó más que asombrarse del poder de la muerte. Entre lágrimas lo describió en la televisión argentina como un “extraordinario y gran artista”, que “tenía mucho que dar todavía”. Acá en Chile, Fontanarrosa también tiene sus deudos. El escritor Luis López Aliaga, guionista de la serie “Huaiquimán y Tolosa”, destaca se lenguaje coloquial “y buen oído para rescatar el habla del argentino. En mis talleres siempre hablo de su cuento ‘Puto el que lee’, una frase que leyó en el baño y que decía era la mejor para empezar cualquier relato. Agarrando al lector de las pelotas”.

“Nooo!”, se desencaja al otro lado de la línea el artista de cómic Rodrigo Salinas. “Una pena, tremendo dibujante, gran humorista. Me encanta ‘Sperman’, ‘Semblanzas deportivas’, su trabajo con Les Luthiers y la novela ‘Best Seller’”. Al trasandino lo conoció en la presentación de una agenda en la Feria del Libro de Santiago. “Lejos, el argentino más gracioso que he escuchado, y eso es decir harto, porque los argentinos son muy graciosos. Fue el primer dibujante que me mostró que no tienes por qué tener un estilo preciosista. La historia está al servicio del dibujo y no al revés”.

1 comment:

Baby Blue said...

"Derramo lágrimas en polvo", dice Gonzalo Millán en su diario de muerte. Gracias por llorar al Negro conmigo, en un bar, en plena noche, en los vagones de metro...
El mundo siempre tendrá su sonrisa.
G.