Thursday, December 14, 2006

Zapping al día D


CÓMO CUBRIERON LOS CANALES DE TELEVISIÓN LA MUERTE DE PINOCHET



A las 14:15 del 10 de diciembre se inició la carrera por quién informaba mejor. En general los cuatro canales estuvieron en pauta. Menos Canal 13, que mientras Mónica Pérez esquivaba botellazos en el Hospital Militar, tenía en pantalla a un campesino acariciando la panza de un caballo.


Rodrigo Quiroz
La Nación



La cobertura que hicieron los canales de televisión ayer refrendan lo que planteó Carlos Peña en una entrevista concedida a este medio en octubre pasado. El rector de la Universidad Diego Portales señaló la imposibilidad de reconstruir nuestra memoria porque el golpe de Estado “contradijo todo lo que habíamos creído siempre: una comunidad que cultivaba los valores republicanos y democráticos. Es a ese desajuste al que llamo deuda. La pregunta fundamental de por qué ocurrió eso (el golpe), no está respondida. Aún no somos capaces de incorporarlo y fuimos nosotros quienes lo hicimos, nosotros fuimos las víctimas y los victimarios”.

Y ayer las mujeres llorando y lanzando monedas a la prensa en las afueras del Hospital Militar y el chascón de barba que descorchaba una botella de champagne en el monumento de Salvador Allende en La Moneda, demuestran que hay deudas y fracturas que no se han reparado. Y la televisión se encargó de ponerle frente a nuestros ojos como disparos.

Las 14:15 horas del 10 de diciembre pasarán a la historia como el día de la extinción física de Augusto Pinochet.

A partir del momento en que el periodista Raúl Agurto, informara la noticia por Radio Cooperativa, los medios se lanzaron. Los cuatro canales instalaron equipos en el recinto militar y en Plaza Italia y la pantalla se llenó de mujeres, ancianas y dueñas de casa llorando con posters añosos de un dictador sonriente. En el hospital un energúmeno con polera de la Universidad de Chile tuvo su minuto de fama y un hombre de gafas oscuras, sin pelos en la cabeza y una guayabera celeste trababa de gil al periodista de TVN, Davor Guranovic. El gorila insultó al reportero por hacer su trabajo.

Hasta en la pantalla del Mega la muchedumbre pinochetista exhalaba odio. Y los conductores ancla de todos los canales saltaban del hospital a Plaza Italia, insertaban perfiles históricos del dictador, revisaban la prensa mundial, y entrevistaban a personajes de los dos bandos. En Baquedano la gente llenaba la calle de colores, torsos desnudos, autos tocando bocinas, cervezas y cánticos.

“Que lo tiren al Mapocho”

En Plaza Italia había alegría. Al caer la tarde la manifestación se trasladó a la Plaza de la Ciudadanía y ahí la cosa se violentó. Antes en el Hospital Militar, frente a Mauricio Bustamante y Mónica Pérez esquivando proyectiles, ocurrieron hitos. El primero fue la reiterada acción de bajar a media asta la bandera chilena. Un hombre primero y una mujer después, trataron de hacerlo infructuosamente. Hasta que a las 17:45 dos militares de mirada lúgubre bajaron la bandera en medio de los chillidos y los aplausos de la fanaticada. La llegada de una hija del difunto al hospital, las estupideces de Moreira frente a los micrófonos danzaban en las cuatro pantallas y en Plaza Italia el cancionero de protesta aparecía en boca de bardubos ebrios y gente gritando “que lo tiren al Mapocho”.

En general los cuatro canales estuvieron en pauta. Los únicos que pavearon fueron Canal 13. Alguien debería estar molesto en la estación. Alguien debería pedir explicaciones de por qué, mientras Mónica Pérez esquivaba botellazos en el Hospital Militar, la pantalla del canal Católico emitía un campesino acariciándole la panza a un caballo.

En medio de todo, la voz monocorde de Alejandro Guillier que se monta sobre esa otra voz que en los cines promociona las isapres. Mal. Menos mal que alguien interrumpió el regaloneo entre hombre y jamelgo del 13 y puso las cosas en orden con la vuelta a Plaza Italia, con declaraciones de Francisco Javier Cuadra y con Hernan Guiloff, presidente de la Fundación Pinochet, diciendo que había muerto el arquitecto del nuevo Chile.

Hacia las ocho de la noche se registraban enfrentamientos entre Carabineros y manifestantes. El olor a lacrimógeno azotaba el ambiente. La pantalla idiota anunciaba especiales sobre el dictador. En el hospital las rubias teñidas y ajadas por el tiempo seguían llorando. Al caer la tarde pensé en Hermógenes Pérez de Arce mirando la ventana y las palabras de Peña retumban cuando el control remoto manda la señal de apagado: “Los chilenos piensan que lo que ocurrió hace 30 años les pasó a otros”. Es hora de aceptar que todo nos pasó a nosotros.

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